jueves, 4 de agosto de 2011
sábado, 25 de junio de 2011
G u f f o C a b a l l e r o: Que sólo permanezcan las montañas
G u f f o C a b a l l e r o: Que sólo permanezcan las montañas: "Hace un par de años, cuando mi hermana se casó, sus suegros vinieron desde India y quedaron fascinados con Monterrey. Las montañas -que pue..."
lunes, 21 de febrero de 2011
martes, 11 de enero de 2011
Retransmision Blogera
De: http://guffo.blogspot.com/2010/12/el-reflejo-de-don-alejo.html
Lo reposteo tal cual, porque opino exactamente igual que el respecto a este tema.
lunes, diciembre 27, 2010
El reflejo de don Alejo
Ha pasado más de un mes desde el asesinato de don Alejo: aquel setentón que se hizo famoso por enfrentar a una gavilla de hombres armados en una de sus propiedades. Ha pasado más de un mes y sigo sin comprender esa idolatría enferma profesada a este personaje elevado a un estatus de “Nuevo Héroe Nacional”.
¿Valió la pena su muerte? ¿Habrá pensado el señor en las consecuencias de sus actos y en las posibles represalias contra sus familiares? ¿Mejoró la situación de seguridad del país con su sacrificio? ¿Se sensibilizaron las autoridades y se volvieron más efectivas en su "luchas contra el crimen"? ¿En verdad el hombre recuperó su terreno y ahora su familia puede ir tranquilamente a pasar los fines de semana ahí? ¿Valdrá la pena trabajar toda una vida para amasar bienes materiales en un país donde, de un día para otro, te los quitan impunemente? ¿Vale más la dignidad que la vida? Todo el que quiera vivir de pie, antes que arrodillado, ¿tendrá que morir?... Tantas preguntas…
Me cuestiono lo anterior porque ahora resulta que tooodos quieren ser don Alejos; que tooodos quieren seguir su ejemplo y andar armados y defender su dignidad, su honor, su orgullo y sus bienes a balazos y con la vida misma. Conozco a muchas personas que ya traen pistola en su coche y la mentalidad de: “Si me van a matar, de perdido me llevo a dos o tres conmigo”. ¡Uy, qué valientes!
¿No les aterra vivir en un país así: rodeados de gente orillada a pensar de esta forma? ¿No les aterra vivir en un lugar donde la dignidad, el honor, el orgullo y el fruto de nuestro trabajo tienen que defenderse derramando sangre, porque no existen normas mínimas de respeto ni necesidades básicas satisfechas? ¿A dónde vamos a llegar? Porque con estos ejemplos de “héroes nacionales” como don Alejo, al rato va a haber un montón de atolondrados armados en las calles, que te van a descargar su pistola en la cabeza a la menor provocación, ya sea porque los volteaste a ver en un semáforo o les echaste las luces largas y “heriste su orgullo”.
No sé. Yo no aplaudo lo que hizo don Alejo, aunque a veces –no lo niego- me sobran ganas de salir a la calle con una ametralladora y dispararle a los pinches policías o de agarrar una tanqueta y pasar por encima de un embotellamiento con gente neurótica que no para de sonar el claxon. Pero no, no creo que valga la pena matar o morir por nada, menos por “dignidad”, “orgullo” o bienes materiales; porque para empezar, si los ciudadanos de una nación tienen que defender a balazos, a granadazos, a chingazos o a mordidas lo que por naturaleza es suyo, se vive en un estado fallido; en algo más salvaje que una jungla; en un callejón o al borde del precipicio… aunque digan que no. Desde el momento en que tenemos que defender los valores con violencia, hay algo podrido en nuestro entorno y en nosotros mismos.
Qué triste que vivamos en un país donde los héroes son don Alejos y no profesores, doctores, arqueólogos, biólogos o geólogos; que no sean héroes quienes trabajan por mejorar las condiciones de vida de todos los mexicanos. Todos quieren ser héroes fáciles. Hollywoodenses. De ésos que gritan “¡Libertad!” cuando los están masacrando. Héroes muertos, pero héroes al fin, según ellos. Héroes cuyo legado se esfuma de un día para otro.
¿Cuál sería la solución? ¿Largarse a la chingada de este país? ¿Vivir lo más modesto que se pueda? ¿Seguir matando a todos? ¿Seguir trabajando y no perder la fe? No lo sé. Quisiera tenerla. A veces pienso que ni siquiera está en uno.
¿Valió la pena su muerte? ¿Habrá pensado el señor en las consecuencias de sus actos y en las posibles represalias contra sus familiares? ¿Mejoró la situación de seguridad del país con su sacrificio? ¿Se sensibilizaron las autoridades y se volvieron más efectivas en su "luchas contra el crimen"? ¿En verdad el hombre recuperó su terreno y ahora su familia puede ir tranquilamente a pasar los fines de semana ahí? ¿Valdrá la pena trabajar toda una vida para amasar bienes materiales en un país donde, de un día para otro, te los quitan impunemente? ¿Vale más la dignidad que la vida? Todo el que quiera vivir de pie, antes que arrodillado, ¿tendrá que morir?... Tantas preguntas…
Me cuestiono lo anterior porque ahora resulta que tooodos quieren ser don Alejos; que tooodos quieren seguir su ejemplo y andar armados y defender su dignidad, su honor, su orgullo y sus bienes a balazos y con la vida misma. Conozco a muchas personas que ya traen pistola en su coche y la mentalidad de: “Si me van a matar, de perdido me llevo a dos o tres conmigo”. ¡Uy, qué valientes!
¿No les aterra vivir en un país así: rodeados de gente orillada a pensar de esta forma? ¿No les aterra vivir en un lugar donde la dignidad, el honor, el orgullo y el fruto de nuestro trabajo tienen que defenderse derramando sangre, porque no existen normas mínimas de respeto ni necesidades básicas satisfechas? ¿A dónde vamos a llegar? Porque con estos ejemplos de “héroes nacionales” como don Alejo, al rato va a haber un montón de atolondrados armados en las calles, que te van a descargar su pistola en la cabeza a la menor provocación, ya sea porque los volteaste a ver en un semáforo o les echaste las luces largas y “heriste su orgullo”.
No sé. Yo no aplaudo lo que hizo don Alejo, aunque a veces –no lo niego- me sobran ganas de salir a la calle con una ametralladora y dispararle a los pinches policías o de agarrar una tanqueta y pasar por encima de un embotellamiento con gente neurótica que no para de sonar el claxon. Pero no, no creo que valga la pena matar o morir por nada, menos por “dignidad”, “orgullo” o bienes materiales; porque para empezar, si los ciudadanos de una nación tienen que defender a balazos, a granadazos, a chingazos o a mordidas lo que por naturaleza es suyo, se vive en un estado fallido; en algo más salvaje que una jungla; en un callejón o al borde del precipicio… aunque digan que no. Desde el momento en que tenemos que defender los valores con violencia, hay algo podrido en nuestro entorno y en nosotros mismos.
Qué triste que vivamos en un país donde los héroes son don Alejos y no profesores, doctores, arqueólogos, biólogos o geólogos; que no sean héroes quienes trabajan por mejorar las condiciones de vida de todos los mexicanos. Todos quieren ser héroes fáciles. Hollywoodenses. De ésos que gritan “¡Libertad!” cuando los están masacrando. Héroes muertos, pero héroes al fin, según ellos. Héroes cuyo legado se esfuma de un día para otro.
¿Cuál sería la solución? ¿Largarse a la chingada de este país? ¿Vivir lo más modesto que se pueda? ¿Seguir matando a todos? ¿Seguir trabajando y no perder la fe? No lo sé. Quisiera tenerla. A veces pienso que ni siquiera está en uno.
martes, 7 de diciembre de 2010
¿Va a querer papas con eso?
Los restaurantes, pizzerias, ferreterias, y demas comercios que ofrecen productos y servicios a domicilio se han optimizado con el desarrollo de las tecnologias de hardware y software, de tal forma que almacenan bases de datos con nombres, tlefonos y direcciones de sus clientes frecuentes, esto hace mas facil a los clientes hacer un pedido, ya que solo dan su nombre o telefono y eso basta para que el vendedor accese a los datos del client y enviar su pedido.
Existe en el pais un marco legal que proteja esos datos de un mal uso?
no lo se, pero la TV digital y los focos ahorradores con seguridad son politicamente mas redituables, por lo tanto mas prioritarios.
Existe en el pais un marco legal que proteja esos datos de un mal uso?
no lo se, pero la TV digital y los focos ahorradores con seguridad son politicamente mas redituables, por lo tanto mas prioritarios.
pistas como las de blue:
politica asquerosa,
thoughts,
urbano
sábado, 30 de octubre de 2010
La esperada y tambien temida Quincena
La escena típica en nuestras ciudades: se aproxima el dia 15 o el dia último, algunos empleadores pagan un dia antes, largas filas en lo cajeros, en las sucursales bancarias, gasolinerias y super mercados abarrotados, oficinas de Telmex, CFE, tambien llenas, y todo lo anterior causa un trafico de la tiznada.
Ayer venia pensando, mientras con paciencia esperaba que la fila de autos causada por al "fiebre de viernes de quiencena en la noche" avanzara:
-bueno, y que tal si las empresas pagaran en dias diferntes? se hace un acuerdo, y las empresas publicas y privadas, entran a un rol, en el que se reparten los dias del mes para que cada empleador pague, poniendolo en numeros sencillos, se tiene un espacio muestral de 30,000 empresas, las primeras mil paguen a sus trabajadores el dia 1 de cada mes, las otras mil que siguen van a pagar el dia 2...y asi sucesivamente...
bajo ese principio, todo un panorama de un mundo casi ideal pasó frente a mis ojos, bancos sin filas ni aglomeraciones, basicamente, todo el desmadre que se tiene en las quiencenas, se repartiría a lo largo del mes, "no suena mal" pensé
los rateros y asaltantes tendrian mas dificultades para cometer sus delitos, se generaría tooooda una nueva cultura de planeacion, anticipacion y ahorro en la poblacion, en fin, todo se veia demasiado bien en mi mente, y no podia, aunque queria, pensar en alguna desventaja.
que faltará para poder implementar esto? es acaso una mala idea? afectaria interese poderosos en las cupulas empresariales y de gobierno? sabe.
Ayer venia pensando, mientras con paciencia esperaba que la fila de autos causada por al "fiebre de viernes de quiencena en la noche" avanzara:
-bueno, y que tal si las empresas pagaran en dias diferntes? se hace un acuerdo, y las empresas publicas y privadas, entran a un rol, en el que se reparten los dias del mes para que cada empleador pague, poniendolo en numeros sencillos, se tiene un espacio muestral de 30,000 empresas, las primeras mil paguen a sus trabajadores el dia 1 de cada mes, las otras mil que siguen van a pagar el dia 2...y asi sucesivamente...
bajo ese principio, todo un panorama de un mundo casi ideal pasó frente a mis ojos, bancos sin filas ni aglomeraciones, basicamente, todo el desmadre que se tiene en las quiencenas, se repartiría a lo largo del mes, "no suena mal" pensé
los rateros y asaltantes tendrian mas dificultades para cometer sus delitos, se generaría tooooda una nueva cultura de planeacion, anticipacion y ahorro en la poblacion, en fin, todo se veia demasiado bien en mi mente, y no podia, aunque queria, pensar en alguna desventaja.
que faltará para poder implementar esto? es acaso una mala idea? afectaria interese poderosos en las cupulas empresariales y de gobierno? sabe.
miércoles, 25 de agosto de 2010
No me avergüenza, me pone a pensar.
Una platica, o mas bien intercambio de ideas de 4 minutos con un perfecto desconocido atraves de una red social, me hizo darme cuenta de lo agachón, dócil y conformista que me he vuelto, he de retomar los ideales con los que se me crió, enriquecidos por al experiencia que da la vida, para volver a darle gusto no a nadie mas, sino a mi alma y mi mente, para evolucion de la especie.
sábado, 14 de agosto de 2010
¿Reconstruir?
El ser humano ha desarrollado a lo largo de su existencia en el planeta complejos sistemas de interaccion social, invenciones fabulosas, emociones y en general todo aquello que nos separa de otros organismos con mucha menos o ninguna capacidad de razonar.
Este mes pasado nos dejó muchas lecciones, se puso a prueba la solidaridad de la ciudadania, la capacidad del pueblo para afrontar el caos, la voluntad de todos para sobrellevar todo lo que nos dejó el huracan Alex.
Pareciera que lo anterior esta desplazando a los instintos basicos, y al sentido común mas elemental.
Si te quemas, alejas la mano del fuego, si la lluvia te moja, buscas refugio, si una situacion amenaza tu integridad, te alejas o te defiendes, segun sea el caso.
Resulta mas que increible, que tras testificar el poder, la fuerza y la capacidad destructiva del agua, los humanos no entendamos, desobedecamos nuestros instintos basicos, en pocas palabras no aprendimos nada.
Para comenzar, nuestras autoridades, las cuales van a dedicarse a "reconstruir" los tramos dañados de las avenidas Constitucon y Morones, y de forma casi burlona, y sabiendo que gobiernan a una bola de ignorantes, nos venden el proyecto diciendonos que le demos "pa'lla" o "pa'ca"
¿Es en serio? reconstrir Constitucion y Morones es totalmente inviable, ya vimos que el rio puede destruirlo todo, la opcion mas logica es alejarse del rio, ¿de que nos sirve todo el dinero que esta "cuidad Industrial" dice generar? ¿de que nos sirve la UANL y el ITESM?, se necesitan alternativas inovadoras y radicales, no se ha aprovechado el hecho de que esta es una zona de nula actividad sismica, segundos pisos, nuevas vias, hay un sin fin de cosas que, con financiamiento e ingenieria se pueden lograr, para alejarnos del rio y aun asi tener vialidades eficientes.
Pero bueno, a nuestras brillantes autoridades, lo unico que se les ocurre es "reconstruir" y esperar al siguiente huracan, es mas, ya hallaorn otra forma de justificar toda la fortuna que administracion tras administracion se roban.
lunes, 26 de julio de 2010
El mito de los regiomontanos.
tomado de HECF
by guffo.blogspot.com
ADVERTENCIA: Quien no se sienta aludido y crea que con mi texto estoy generalizando, por favor no venga a hacerla de pedo, pues si la hace de pedo sólo confirmará lo que digo: que los de Monterrey somos unos brutos.
Si le preguntan a un regiomontano cuáles son las características que lo describen, seguramente dirá cosas como: “Somos gente muy trabajadora”, “somos gente orgullosa de nuestras raíces”, “somos gente muy entusiasta”, “somos gente que le gusta decir las cosas como son”, “somos una ciudad industrial”, “somos una ciudad importante y moderna”, “somos una ciudad con un potencial de desarrollo impresionante”, “tenemos los mejores lugares para divertirse”, “somos la mejor afición futbolera de México”, “tenemos eventos de primer mundo” y una lista interminable de cosas que no son más que mamadas que nos inculcaron creer desde niños.
La prueba máxima de que somos ignorantes, de que no tenemos lugares turísticos ni una cultura de la cual sentirnos orgullosos, es cuando viene alguien de visita a la ciudad: lo primero que hacemos es llevarlo a comer cabrito o a ver un partido de fútbol.
Los más ingenuos se conforman con eso: con decir que Monterrey es una sociedad que disfruta reunirse alrededor de un asador atascado de carne asada, a beber cerveza y a ver el fútbol. Esa imagen del devorador compulsivo de carne y cerveza que pierde la cabeza con el fútbol reconforta a muchos e incluso los hace creer que somos ejemplo de convivencia, modernidad y solvencia económica, pues –en sus mentes- comer carne, beber cerveza y pagar los boletos más caros del país para entrar a un estadio son sinónimo de gente pudiente y trabajadora. No por nada hay un dicho que dice que en Monterrey los hombres no competimos por ver quién tiene las verijas más grandes, sino por ver quién tiene el asador, la hielera y el televisor más grande.
Monterrey no es nada de lo anterior: es mucho menos y a la vez mucho más, todo depende del punto de vista desde donde lo quieran ver. El problema con Monterrey es que desde hace mucho confundió el trabajo con la esclavitud, la diversión con los vicios, el progreso con la depredación, la industria con la irresponsabilidad ambiental, el dinero con la ambición desmedida, el desarrollo con el desorden, el orgullo con la arrogancia, el placer con la frivolidad, hacer negocios con el endeudamiento, la cultura con los conciertos masivos, la riqueza gastronómica con el cabrito y la carne asada.
En mi ciudad lo que más proliferan son los casinos, los congales, la delincuencia y las cantinas. Se expanden más que las bibliotecas, las galerías, los cineclubes, los parques o las librerías. Si lo anterior no se multiplica, es porque no tiene demanda, y, si no tiene demanda, es porque la mayoría de nuestros habitantes son ludópatas, borrachos o congaleros, ¿no creen? Si desde niños se nos hubiera enseñado que existen otros placeres aparte del trabajo y el dinero, y otras formas de administrarlos, otro gallo nos cantara.
Los planteles educativos –supuestamente “los mejores del país”- en parte también tienen la culpa, pues olvidaron su función primaria y se empeñan en moldear empleados, en preparar esclavos, en meternos en la cabeza que trabajar en Cemex, Cervecería o Gruma es lo más chingón. A lo máximo que podemos aspirar. Nos meten en la cabeza que tenemos que partirnos el lomo y que sólo así tendremos derecho al goce y a los placeres, aunque sea una vez al año en verano o los domingos de cada semana. No hay espacio para cultivar el interior, para cuestionar. Tus sueños, tu tiempo, tus intereses y tu alma le pertenecen a otro. Si quieres “triunfar”, tienes que hacer lo que te digan. Apegarte a sus condiciones. No hay de otra, como dicen los regiomontanos cuando les preguntas que cómo están: “Pues aquí, echándole ganas, trabajando: no hay de otra”.
El costo que paga una sociedad industrial y una cultura empresarial con individuos que ponen en primer plano el trabajo y el dinero, es el reflejo de lo que estamos viviendo ahora: tierra fértil para el crimen, para los vicios, para gente obediente que se desquicia a la menor provocación y rompe las mínimas reglas de la cortesía. Una sociedad que pone como únicas opciones de vida el trabajo y el dinero y el endeudamiento y el tener más para ser más, es una sociedad de esclavos. Es una sociedad que solita se construyó sus barrotes.
Ser una ciudad con todo lo peor y todo lo decadente, no tendría nada de malo si al menos lo aceptáramos. Lo malo es no aceptarlo y querer dar una imagen distinta de lo que somos. Hay que recordar que la negación es el primer síntoma de que tenemos un problema. De que estamos enfermos. ¿Nos daremos cuenta a tiempo o con carne asada, cerveza, fútbol y mota se nos olvida?
guffo.blogspot.com
by guffo.blogspot.com
ADVERTENCIA: Quien no se sienta aludido y crea que con mi texto estoy generalizando, por favor no venga a hacerla de pedo, pues si la hace de pedo sólo confirmará lo que digo: que los de Monterrey somos unos brutos.
Si le preguntan a un regiomontano cuáles son las características que lo describen, seguramente dirá cosas como: “Somos gente muy trabajadora”, “somos gente orgullosa de nuestras raíces”, “somos gente muy entusiasta”, “somos gente que le gusta decir las cosas como son”, “somos una ciudad industrial”, “somos una ciudad importante y moderna”, “somos una ciudad con un potencial de desarrollo impresionante”, “tenemos los mejores lugares para divertirse”, “somos la mejor afición futbolera de México”, “tenemos eventos de primer mundo” y una lista interminable de cosas que no son más que mamadas que nos inculcaron creer desde niños.
La prueba máxima de que somos ignorantes, de que no tenemos lugares turísticos ni una cultura de la cual sentirnos orgullosos, es cuando viene alguien de visita a la ciudad: lo primero que hacemos es llevarlo a comer cabrito o a ver un partido de fútbol.
Los más ingenuos se conforman con eso: con decir que Monterrey es una sociedad que disfruta reunirse alrededor de un asador atascado de carne asada, a beber cerveza y a ver el fútbol. Esa imagen del devorador compulsivo de carne y cerveza que pierde la cabeza con el fútbol reconforta a muchos e incluso los hace creer que somos ejemplo de convivencia, modernidad y solvencia económica, pues –en sus mentes- comer carne, beber cerveza y pagar los boletos más caros del país para entrar a un estadio son sinónimo de gente pudiente y trabajadora. No por nada hay un dicho que dice que en Monterrey los hombres no competimos por ver quién tiene las verijas más grandes, sino por ver quién tiene el asador, la hielera y el televisor más grande.
Monterrey no es nada de lo anterior: es mucho menos y a la vez mucho más, todo depende del punto de vista desde donde lo quieran ver. El problema con Monterrey es que desde hace mucho confundió el trabajo con la esclavitud, la diversión con los vicios, el progreso con la depredación, la industria con la irresponsabilidad ambiental, el dinero con la ambición desmedida, el desarrollo con el desorden, el orgullo con la arrogancia, el placer con la frivolidad, hacer negocios con el endeudamiento, la cultura con los conciertos masivos, la riqueza gastronómica con el cabrito y la carne asada.
En mi ciudad lo que más proliferan son los casinos, los congales, la delincuencia y las cantinas. Se expanden más que las bibliotecas, las galerías, los cineclubes, los parques o las librerías. Si lo anterior no se multiplica, es porque no tiene demanda, y, si no tiene demanda, es porque la mayoría de nuestros habitantes son ludópatas, borrachos o congaleros, ¿no creen? Si desde niños se nos hubiera enseñado que existen otros placeres aparte del trabajo y el dinero, y otras formas de administrarlos, otro gallo nos cantara.
Los planteles educativos –supuestamente “los mejores del país”- en parte también tienen la culpa, pues olvidaron su función primaria y se empeñan en moldear empleados, en preparar esclavos, en meternos en la cabeza que trabajar en Cemex, Cervecería o Gruma es lo más chingón. A lo máximo que podemos aspirar. Nos meten en la cabeza que tenemos que partirnos el lomo y que sólo así tendremos derecho al goce y a los placeres, aunque sea una vez al año en verano o los domingos de cada semana. No hay espacio para cultivar el interior, para cuestionar. Tus sueños, tu tiempo, tus intereses y tu alma le pertenecen a otro. Si quieres “triunfar”, tienes que hacer lo que te digan. Apegarte a sus condiciones. No hay de otra, como dicen los regiomontanos cuando les preguntas que cómo están: “Pues aquí, echándole ganas, trabajando: no hay de otra”.
El costo que paga una sociedad industrial y una cultura empresarial con individuos que ponen en primer plano el trabajo y el dinero, es el reflejo de lo que estamos viviendo ahora: tierra fértil para el crimen, para los vicios, para gente obediente que se desquicia a la menor provocación y rompe las mínimas reglas de la cortesía. Una sociedad que pone como únicas opciones de vida el trabajo y el dinero y el endeudamiento y el tener más para ser más, es una sociedad de esclavos. Es una sociedad que solita se construyó sus barrotes.
Ser una ciudad con todo lo peor y todo lo decadente, no tendría nada de malo si al menos lo aceptáramos. Lo malo es no aceptarlo y querer dar una imagen distinta de lo que somos. Hay que recordar que la negación es el primer síntoma de que tenemos un problema. De que estamos enfermos. ¿Nos daremos cuenta a tiempo o con carne asada, cerveza, fútbol y mota se nos olvida?
guffo.blogspot.com
pistas como las de blue:
mexico contemporaneo,
orgullo regio
jueves, 8 de julio de 2010
lo volví a hacer
necesito ponerme al corriente, hay mucho que contar, poco tiempo para redactar, responsabilidades que atender, pero la forma se le hallará.
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